Empecé a estudiar música con 13 años y con no muy buenos maestros. Empezar tan tarde y no suficientemente bien asesorado comporta pronto la necesidad de tomar conciencia del propio aprendizaje.  Muchas dudas surgen al querer canalizar el deseo y sueño de ser músico, junto con las lógicas dificultades que van interfiriendo el camino.

Demasiados cambios de profesor, muchas preguntas sin respuesta y dudas acumuladas, hasta que György Sebök apareció en mi vida con respuestas a cada uno de estos interrogantes. Sebök nunca dogmatizaba, simplemente sugería opciones de cambio. Se podría decir que ha sido toda una vida dedicada a intentar comprender el qué y cómo de estos cambios que Sebök proponía e invitaba a intentar.

Por el camino, mi más sincero reconocimiento y agradecimiento a:

• Eulàlia Solé, la primera profesora que me dirigió una mirada de aceptación y franco reconocimiento a mi estima por la música (tan necesaria para poder crecer en la vida)

• Denis Pascal, alumno de Sebök y profesor del CSNM de París, que intentó acercarme la sabiduría que había aprendido de su gran maestro.

He ejercido la docencia en diversas escuelas y conservatorios de Catalunya y Illes Balears: piano, lenguaje musical, armonía, teóricas, etc.

He ejercido, también, como pianista acompañante.

El legado de todos estos años dedicados a la música se ha traducido en mucha investigación, innovación didáctica y material didáctico, que espero  poder pasar a limpio en algunos libros en un futuro próximo.

He ampliado conocimientos tanto en el ámbito clínico y la psicoterapia como en el ámbito de la psicología del aprendizaje.

Me interesa especialmente la dimensión neurocognitiva del aprendizaje (como aprende nuestro cerebro y como podemos ayudarlo a aprender mejor). También me interesa la dimensión emocional del aprendizaje musical y la vivencia de la propia música, especialmente el bienestar y crecimiento personales compaginados con las exigencias de la práctica musical intensiva.

Las dificultades de aprendizaje y las altas capacidades conforman otro territorio al que dedico mucha atención.

A nivel terapéutico, mi principal referente es el modelo integrador, en el cual intento hacer confluir el resto de modelos ya conocidos bajo la luz de las recientes aportaciones de la neurociencia. La psicoterapia integradora permite un abordaje rico y flexible a varias problemáticas y situaciones de las personas.

En el ámbito del aprendizaje me interesan especialmente aquellos planteamientos que conjugan la neurobiologia con el estudio de la mente y la conciencia, más allá, incluso, del constructivismo.

Hacer música es una actividad prácticamente intuitiva. Cómo puede traducirse a palabras o, incluso, pensamientos, la experiencia musical?

La psicología no debe pretender “explicar la música”. La psicología, simplemente, nos puede ayudar a entender cómo aprende el ser humano y, a partir de aquí, intentar ayudarnos a entender cómo el ser humano aprende música.

Hay que tener presente, no obstante, que, para que este intercambio sea fructífero, habrá que poder abordar la experiencia musical con plena profundidad evitando aproximaciones demasiado simplistas o reduccionistas.

En función de las circunstancias y necesidades de cada caso, busco la fórmula  más adecuada para cada persona: presencial, online o semipresencial.

A través de videos y de videollamadas es posible generar un clima de trabajo tan cálido, eficaz y riguroso como en las sesiones presenciales.

Este trabajo y enfoque es siempre desde la música, tocando, hablando, reflexionando conjuntamente para buscar las mejores soluciones en cada situación.